domingo, 22 de noviembre de 2015

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD... ¿sólo un puñado de bellas palabras?


Las recientes imágenes de los inmigrantes sirios entrando por cualquier huequito en Europa para salvar a sus familias, muriendo en el mar tratando de escapar; de los jóvenes parisinos y de otros lugares del mundo muriendo a manos de otros jóvenes cegados por el rencor y movidos por intereses oscuros (detrás de ellos) que van más allá de las creencias religiosas y tienen sus ojos puestos en la riqueza y el poder; la gran controversia que ha generado en nuestro país la aprobación de la ley para que las parejas homosexuales adopten un hijo; la ceguera mental y espiritual frente al que sí debería ser el problema principal que enfrentemos todos unidos como humanidad, el cambio climático y sus catastróficas consecuencias; solo por nombrar algunos ejemplos de hechos que han sido frecuentes en nuestra historia humana son tal vez el resultado de una educación basada en prejuicios, miedo frente a la diferencia, poco respeto por la vida del otro y la propia, ambición desmedida de algunos por el poder y la riqueza que poco tienen que ver con conceptos como el de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Para mí, desamor, o amor con condiciones “amor, solo sí…”

Solo sí profesas algún credo que de fe de tu amor a un dios creador.
Solo sí eres un tipo “normal”, con una familia “heterosexual normal”, aunque el amor solo sea un disfraz que te pones frente a los demás.
Solo sí apruebas las ideologías de otros que desean fervientemente y con furor que te vuelvas un adepto más.
Solo sí aceptas mis condiciones para estar conmigo pues si no, estás contra mí y eres mi enemigo.
Solo sí de ti logro conseguir algo porque de lo contrario no me sirves.
Solo si no discutes públicamente tus posiciones, porque entonces empieza un nuevo círculo vicioso.

Tenemos una tarea grande y bella con nuestros niños: ayudarles a descubrir lo maravilloso en cada uno; a aceptar errores, enfrentarlos y repararlos como herramienta fundamental de crecimiento; a entender que el planeta es un bien común y al tiempo, nuestra única fuente de vida y todos tenemos un deber con la Tierra.

Tal vez si ellos logran comprender, logren también derribar los tabúes y prejuicios que pueden terminar por destruirnos, y construir esa comunidad humana justa en la que de seguro cada uno de los habitantes de este mundo quisiera vivir.