¿Has
visto el cielo azul? ¿qué magia maravillosa creó semejante cúpula celeste que
ilumina nuestros días y se abre ante nosotros cada noche para dejarnos
contemplar el universo?
¿Qué
artista singular pintó de colores los valles, las montañas, las flores, las
aves, las mariposas?
¿Qué poder
creador da vida a tantas formas distintas en un planeta tan perfecto?
¿Quién
nos iluminó el pensamiento? ¿Quién ejerció esta magia poderosa de conectarlo
con el corazón?
Quién me
habla sin palabras y pone en mí la dicha hasta hacer brotar lágrimas de mis
ojos.
Qué es
este amor inmenso, grandioso, que todo lo cubre, que todo lo sana, que
me arrulla, que inunda cada partícula de mi ser calmando mis tempestades,
acunándome en las noches, disipando las tinieblas del miedo y de la
inseguridad, llenándome de la más completa calma. Este amor sin límites, ni
fronteras. Sin condiciones, suave, potente, sutil. Mi alimento más preciado.
Tocó
mi puerta tantas veces. Dejó que lo intuyera, que lo soñara. Esperó pacientemente
a las puertas de mi corazón, sin apresurarme, sin juzgarme, sin reprenderme,
sin obligarme. Me susurró al oído, cantó canciones para mi alma cuando ella
estaba enferma, yo la había desahuciado. Este amor envió a sus emisarios con
abrazos y risas. Llenó mis ojos de luz con los colores de la mañana. Alimentó
mi hambre con dulces potajes. Calmó mi sed de formas inimaginables. Se mostró
en mis recuerdos más lejanos para que un día, cuando despertara, me diera
cuenta de que siempre había estado allí, junto a mí, dentro de mí.