El colibrí soy yo, uno de rara especie que me ofrecían en la tarjeta
de transparencias. Pero el de las transparencias era recién nacido,
libre y feliz.
¿Cómo podía ser ese? He perdido la memoria. Los colibríes sólo necesitamos
aire, luz, el néctar de las flores y la infinita
libertad azul para volar a nuestras anchas.
¿Quién se atrevió a poner mis alas en un estuche? ¿Y a atravesar mi
corazón con una espina? ¿Cómo osó lastimar mi alma sutil y elevada?
Ampudia, 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.