martes, 16 de noviembre de 2010

¿Qué hace tan interesante a un libro ilustrado?...

...Lo que se expresa en lo no dicho con palabras, en los silencios que genera, en ese “mostrarnos” la parte de un todo que permite dejar a la imaginación la construcción del resto de la historia.



Dice Roland Barthes en su artículo “Retórica de la Imagen”: “son pobres las concepciones que tienen tanto los lingüistas como la opinión común al considerar la imagen como una “comunicación por analogía”, o una mera re-presentación de la vida”. La imagen puede ser considerada, como el lenguaje, un sistema normal cuyos signos provienen de un código cultural (aún cuando la relación de los elementos del signo parezca ser más o menos analógica) “Lo que constituye la originalidad del sistema, es que el número de lecturas de una misma lexía (de una misma imagen) varía según los individuos…” “…Sin embargo, la variación de las lecturas no es anárquica, depende de los diferentes saberes contenidos en la imagen (saber práctico, nacional, cultural, estético…en el caso de la imagen publicitaria analizada en el texto)”


En el caso de los libros ilustrados, de aquellos que logran generar significaciones, las posibilidades de creación son innumerables. En efecto, su lectura puede traernos memorias, provocar emociones, generar ideas, plantear preguntas, establecer relaciones no vistas antes, crear historias. Cuántas conexiones y posibilidades narrativas se pueden suscitar a partir de una historia narrada en imágenes.



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